
He decidido: voy a dejar de hablar siempre de lo mismo. Mis amigas se cansan de oírme hablar de su sonrisa y de sus labios que saben a cielo mismo, porque he tenido la suerte de poder probarlos. Una única vez, como si pusieras a prueba mi capacidad para no caer en la tentación -nula, por cierto, porque me lanzaría de nuevo a por ti en cuanto tuviera ocasión-.
No voy a hacerlo, que conste. He aprendido a vivir sin ti. Puedo hacerlo, te lo juro. (Aunque yo nunca juro)